La decadencia del Parque Central en Ciudad Juárez ha sorprendido a muchos, pues de pasar a tener miles de muchachitos practicando algún deporte en las diferentes ligas deportivas y otros más que acudían a pasar un fin de semana en familia, ha pasado a ser un lugar que vuelve a mantener un estatus de abandono como en la era de Javier Corral.
Claro, lo que pasa es que en la Heroica Ciudad Juárez pusieron al frente del Gobierno del Estado a un corralista llamado Oscar Ibáñez a quien se le ocurrió la grandiosa idea de presionar al titular de la Secretaría de Desarrollo Humano y Bien Común, Rafael Loera para que despidiera al único que le puso ganas al parque, Rogelio Muñoz y en su lugar colocar a David Rocha, quien tiene señalamientos por desvíos y malos manejos en el zoológico de León, en donde trabajaba anteriormente.
Es evidente el cambio que se ha dado en ese parque tan emblemático para la fronteriza ciudad, pues de un mes a otro, el parque se convirtió en un simple tianguis, con hierba seca, árboles muertos, el lago con agua verde, sucia y con los animales locales muriendo.
Ni Rafa Loera ni Maru Campos están enterados de la triste situación del parque, porque David Rocha se ha encargado de entregar una serie de informes con una realidad alterada; realidad que los juarenses no comparten y que viven de primera mano, pues son ellos los usuarios.
Por cierto, varios líderes de ligas deportivas y de agrupaciones de niños y jóvenes que hacían actividades ahí, han querido tener acercamientos con Rocha, pero reciben negativas, pues dicen los que saben que está más preocupado por las clases universitarias que da en línea, que por su chamba como administrador del parque.
El panorama no es alentador, pues cuando se le ha cuestionado sobre las deficiencias del parque, David Rocha se empeña en dar explicaciones como el hecho de que el agua verde contaminada y sucia no afecta en nada, es decir, lejos de prometer soluciones, justifica los errores y las omisiones.
No se puede olvidar que Rogelio Muños mantenía el parque al cien, pero cuando pasó el problema de la jirafa Benito, la entonces titular de la SDHyBC, Carla Rivas dejó la batuta a Rafa Loera y por instrucciones Oscar Ibáñez, decidieron que era él quien tenía que pagar los platos rotos.